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No cabe duda que el 2020 será recordado por el COVID-19 y, en consecuencia, su impacto en la sociedad tanto a nivel salubre como económico. La práctica totalidad de las noticias son poco esperanzadoras o más bien pesimistas. Pero, la realidad y la historia dejan un hueco al optimismo, y es que, independientemente del adjetivo peyorativo que utilicen los medios para describir a la crisis, aunque no sin esfuerzo, se logra salir adelante.
Según Harry Browne, escritor, asesor financiero y candidato a la presidencia de Estados Unidos en varias ocasiones y, en línea con la teoría austriaca del ciclo económico, existen cuatro estados macroeconómicos; prosperidad, inflación, escasez de dinero y deflación.
Del mismo modo, según esta corriente económica, resulta imposible conocer en qué parte del ciclo se encuentra la economía e, incluso cuando se es capaz gracias a indicadores y algo de suerte de saber en qué punto se encuentra, lo más probable, es que ya no se encuentre en ese punto.
En resumen, que la imposibilidad de predecir la economía hace también imposible conocer cómo, cuándo y en qué medida se solucionará la situación.
Por tanto, Browne, diseño una cartera de inversión capaz de atravesar cada parte del ciclo económico sin necesidad de ser cambiada, rentable y simple de gestionar. La denominó la cartera permanente. Consiste en equiponderar (25% cada uno) cuatro activos (acciones, oro, bonos y dinero metálico) para cada uno de los estados de la economía. Y, aunque es imposible saber cuál se comportará mejor en cada momento, sólo, estando invertido en todo momento en todo el mercado se obtendrá el beneficio necesario en el momento oportuno.
A pesar de lo expuesto anteriormente, la mayoría de inversores no toman decisiones a tan largo plazo, sino que se mueven en línea con el mercado pasando de la euforia (momento álgido) al pánico (caídas en bolsa) viéndose obligados a adaptar su inversión a cada momento.
Por tanto, ante la época actual, muchos inversores abandonan la bolsa, en su momento más bajo y, con alta probabilidad asumiendo pérdidas, para invertir en los denominados activos refugio.
Se denomina refugio aquellos activos cuyo interés aumenta en épocas de incertidumbre, desaceleración o recesión económica, es decir, cuando la renta variable (la bolsa) apunta o vive una caída. Aunque es posible obtener rentabilidad con este tipo de inversiones, en su mayoría, lo que se busca con estas posiciones es reducir la volatilidad o riesgos de dichas inversiones en los momentos críticos. Igualmente, a pesar de ser llamados activos refugio o activos libres de riesgo, no es así, los inversores pueden sufrir pérdidas estando invertidos en este tipo de productos.
La novedad en esta ocasión, surge de la situación de los mercado financieros, una alta y constante inyección de liquidez, los tipos de interés, en muchas ocasiones por debajo del umbral de negatividad, esto hace que los bonos y las divisas hayan perdido apetito como activo refugio en valor del sector inmobiliario, que, como bienes raíces y enfocados en economía real han resultado atractivos para muchos inversores para mantener el valor y reducir la volatilidad de sus carteras.